lunes, 3 de junio de 2013

¿Por qué dejan el Regnum Christi algunas personas?


Una reflexión personal y cuatro propuestas
P. Benjamín Clariond LC



En estos años de purificación y renovación del Regnum Christi, mucho se ha dicho y discutido sobre su carisma, sobre su metodología apostólica, sobre su aportación a la vida de la Iglesia. Algunos sostienen que este Movimiento no contribuye a la espiritualidad cristiana como harían, en cambio, los jesuitas con los ejercicios espirituales, los salesianos son su pedagogía e interés por la juventud, los focolares con la búsqueda de la unidad y así las demás realidades eclesiales… Otros, en cambio, estamos convencidos de que, a pesar de nuestra difícil historia, aquí hemos encontrado un estilo de relación con Jesucristo que nos invita a colaborar con Él en su misión, a despertar en los demás la conciencia de su vocación de apóstoles, a establecer una relación de amistad estrecha con Él.


Con todo, hay un hecho innegable: muchos se han incorporado al Regnum Christi y también muchos, después de algunos años, lo dejan para buscar otras opciones, o simplemente optan por una vida cristiana más tranquila. Es verdad que son muchos más quienes perseveran hasta el final, con una mayor o menor participación, pero generalmente con una vinculación afectiva. Pero el hecho de que alguno se marche es algo que nos invita a hacer un examen de conciencia profundo.

He intentado hacer este análisis de nuestra situación. Comparto mis reflexiones estrictamente personales, que son inevitablemente limitadas y muy mejorables, y algunas sugerencias para colaborar mejor en el anuncio de Jesucristo a todos los hombres.

Se puede decir que el fenómeno que nos interesa se da también en la Legión de Cristo, que es parte del cuerpo del Regnum Christi. Dios nos bendice con muchos jóvenes que inician un camino de discernimiento vocacional, pero también hay quienes abandonan el camino al sacerdocio. Ciertamente, y poniendo entre paréntesis los últimos tres años -tan complicados y cargados de misterio- de nuestra historia, la Legión se mantiene dentro de los parámetros de perseverancia de las congregaciones religiosas en la Iglesia[1]. No se trata, pues, de una problemática exclusiva de los legionarios, pero, al igual que el resto de la Iglesia, nosotros también tenemos que llevarlo a la oración y a la reflexión personal y en común para encontrar respuestas desde Dios y descubrir “lo que el Espíritu dice a la Iglesia”[2] .

Los hechos de la vida del fundador ha dado una sacudida a la familia del Regnum Christi. Algunos se han sentido defraudados y engañados y han preferido servir al Señor por otro camino. De algunos tengo noticia y es consolador comprobar el bien que hacen a la Iglesia y a las personas con quienes comparten su ministerio. Con otros continúo una estrecha relación de amistad y compartimos juntos penas y alegrías; en muchas cosas estamos de acuerdo pero también respetamos y apreciamos nuestras diferencias.

Dejando de lado estos hechos que podríamos tildar de atípicos (y no por eso menos reales y graves), ¿por qué dejan el Regnum Christi algunas personas? Unos se marchan porque descubren que ésta no es su vocación, o porque encuentran el estilo de vida del Movimiento demasiado exigente o demasiado condescendiente para sus gustos. Me han dicho algunos que no encontraron la guía espiritual que esperaban hallar o que tuvieron un problema de relaciones humanas con un padre, una consagrada o un miembro de su equipo. También me he encontrado con quien, sobre todo al estrenar su vida matrimonial, encuentra especialmente difícil vivir su sexualidad según la doctrina católica y prefieren darse unas vacaciones.

Encontré también en México una señora –tristemente no creo que sea una excepción– que consideró seriamente dejar el Regnum Christi porque no encontró apoyo en algunas de sus compañeras ante una dificultad personal. Y un señor que disfruta del apostolado, pero se siente literalmente frustrado por el apego a ciertas ideas obsoletas que nadie quiere cambiar. Hay personas que se sienten que fueron usadas porque se les atendía mientras podían aportar algo y cuando tuvieron alguna dificultad se les dejó de buscar. No falta, tampoco, el joven que se escandaliza porque ve al que sería su responsable de equipo borracho en una fiesta y le parece que todos en el Movimiento son hipócritas…

Se trata de hechos reales que nos llaman a la conversión a todos los que formamos parte del Movimiento. No sólo a los legionarios y miembros consagrados, sino a todos los que, por el bautismo, estamos llamados a propagar la nueva vida que Cristo nos ha traído con su resurrección.

Ver estos hechos fríamente me lleva a pensar que la gente que deja el Regnum Christi no lo hace tanto por problemas de tipo teológico, sino más bien de orden metodológico [3]. Es decir, no es que dejen de creer en la presencia real de Cristo en la Eucaristía o en la virginidad de María o en la realidad del cuerpo místico. Lo que pasa es que quizás no logran profundizar en estas verdades para hacerlas vida o, sobre todo, no siempre la ven encarnada en nuestro vivir de cada día. No se van porque en el Regnum Christi se prediquen errores doctrinales o porque en la Legión se propaguen enseñanzas contrarias a la Iglesia, sino por problemas vivenciales o hasta existenciales. A veces, invitándoles a la unidad familiar, las mismas actividades del Movimiento pueden haber contribuido a que se disminuya la convivencia entre esposos, entre padres e hijos. No siempre encuentran respuestas a sus aspiraciones e inquietudes, ni hemos tenido la sensibilidad para darnos cuenta que éstas van cambiando a lo largo de la vida.

Me parece que otra fuente de desencanto puede surgir del proceso de revisión del Movimiento, sobre todo cuando éste puede convertirse en revisionismo a ultranza, en donde todo se cuestiona: desde el motivo del rezo de las letanías lauretanas al final del rosario hasta la actualidad de la práctica de la dirección espiritual. Hay que revisar y analizar muchas cosas, pero debemos evitar el peligro del que hablaba tanto el Cardenal Bergoglio: que la Iglesia se haga autorreferencial. O como le escribió Ignacio de Loyola al Cardenal Carafa, fundador de los teatinos: que estemos tan preocupados por nuestra vida interna que se nos olvide la misión que tenemos que cumplir en el mundo y que es la verdadera razón de nuestra existencia[4] .

Y ante este panorama, ¿podemos quedarnos lamentándonos por los errores y limitaciones del pasado? ¿En qué centrar nuestras limitadas fuerzas para colaborar con la gracia de Dios? ¿Cómo ayudar a los buenos católicos que se acercan al Regnum Christi a perseverar en el seguimiento de Cristo, más allá del entusiasmo de los primeros años y llevar una vida cristiana plena y feliz?

Creo que al Regnum Christi y la Legión le conviene centrar su atención en cuatro elementos prioritarios[5] si quieren ofrecer un servicio válido a la Iglesia y a los hombres y si desean que su renovación sea auténtica y ésta se propague:

1. Ayudar a que los miembros hagan una verdadera experiencia de Cristo.

Esto es una gracia que hay que pedir: que cada persona se encuentre con Él en la fe y que este encuentro les transforme la vida[6] . No podemos presuponer que quien llega al Movimiento conoce ya a Cristo personalmente. Si no hay un anuncio explícito de lo que Jesús ha hecho por ellos con su encarnación, muerte y resurrección, inevitablemente construiremos sobre arena. En un segundo momento vendrán las exigencias morales que serán aceptadas más como expresiones de esta amistad que brota del conocimiento, y no tanto como obligaciones incómodas que coartan la propia libertad.

En el ambiente secularizado en que vivimos, es relativamente sencillo optar por acciones en las que el encuentro con Cristo no es tan inmediato. Podemos dejar de lado, por la dificultad que presuponen, actividades como la dirección espiritual, los ejercicios espirituales, las horas eucarísticas, las misiones, los retiros, los cursillos de formación… Podríamos optar por apostolados meramente humanitarios y sociales, sin una verdadera evangelización. Pero al hacer eso, hipotecamos el futuro: no estamos ofreciendo un ambiente propicio para que la semilla del bautismo pueda desarrollarse en el corazón de cada persona. Se entretiene a las personas, hacen el bien, pero falta esa experiencia vital del Señor.

Lo vemos en el Evangelio: cuando alguien se encuentra con el Señor, entabla con Él una amistad inquebrantable que va más allá de nuestra fragilidad. Cristo se convierte en una presencia viva y amorosa, que exige una fidelidad y autenticidad gozosas a la propia vocación. Sólo con un encuentro personal con Cristo vivo se puede pensar en una verdadera autoformación y una autoconvicción: cada uno querrá darle gusto a Jesucristo.

Ultimadamente, y aunque sea legítimo querer ver crecer el Regnum Christi, no es para el Movimiento, que es sólo un medio, sino para Cristo que queremos ganar a las personas, para que Él pueda tocar más corazones. Y ahí está la piedra de toque de todo... Pero no es el único elemento, pues los esfuerzos se han de centrar en todas las dimensiones de la persona.

2. La experiencia de la caridad.

Personalmente creo que el Espíritu Santo ha suscitado los movimientos para responder a la creciente soledad e individualismo en los que se desenvuelve la vida de tantas personas. En las ciudades, incluso en una parroquia urbana, muchos no se conocen y experimentan la necesidad de ser acogidos fraternalmente en grupos más pequeños en donde sean alguien, en donde se les valore y aprecie. Necesitan encontrar lo que podríamos llamar relaciones interpersonales significativas.

Una persona se siente en casa cuando es acogida, respetada y amada con sus peculiaridades. Cuando descubre y acepta que puede aportar algo concreto a los demás. ¿Conocemos los nombres de nuestros compañeros de camino, su historia, sus intereses? ¿Somos capaces de llamarles simplemente para ver cómo están o cómo ha salido la operación de su esposa? ¿De “perder el tiempo” simplemente para acompañarle? ¿De pedir perdón si a alguien hemos juzgado u ofendido por nuestra falta de sensibilidad o interés? ¿De volver a entregar mi confianza a quien me ha defraudado?

He visto grupos del Regnum Christi y de otros movimientos que son ejemplares en este sentido: personas que se levantan para saludar a quien llega, que invitan a conversar y a compartir puntos de vista diversos, que primero preguntan cómo te encuentras antes de pedir algo… Pero también me he encontrado con otros en donde se revisa el atuendo de arriba abajo para ver si conviene saludar a quien llega, o en donde no se acepta que alguien pueda pensar diversamente… En unos y en otros sigue habiendo necesidad de conversión.

Que quede claro, éste no es un problema exclusivo del Regnum Christi. Se da en todo grupo cuyos miembros se vean afectados por el pecado original. Pero si el Movimiento quiere ser auténticamente cristiano, debe buscar crear, con la ayuda de la gracia, una comunidad de fe y amor, sin cerrarse nunca sobre sí mismo, sin conformarse con la propia comodidad, sin tener miedo a salir al encuentro de quien está alejado.

3. La formación en la fe.

La experiencia de Cristo y la vida de equipo o de comunidad son un fuerte sostén para la perseverancia en la propia identidad cristiana. Pero también hace falta echar raíces por el contacto asiduo con la Palabra de Dios, con los contenidos de la fe a través del catecismo y hasta de la teología. Sin esta guía segura, que se da por la predicación, la atención personal, la lectura, los cursos formativos, entre otros medios, el cristiano puede perder fácilmente el norte, zarandeado por cualquier moda o novedad[7]. Una buena formación teológica es una valiosa ayuda para enfrentar y encuadrar correctamente los problemas, las perplejidades y las sorpresas que la Providencia permite en nuestras vidas, tanto a nivel personal como institucional y social.

¿Qué tanto peso le damos a la catequesis en los colegios y universidades, a la calidad de las actividades formativas, a las conferencias, a la propia formación teológica y cultural[8]? ¿Es la predicación de la Palabra de Dios siempre nueva, que abre horizontes y despierta la sed de Dios en quien la escucha? ¿El Regnum Christi ofrece instrumentos para interpretar mejor las Escrituras bajo la guía del Magisterio y despierta el interés por hacerlo? ¿Propone elementos doctrinales para acompañar a una persona en las distintas etapas de su vida? Sería penoso conformarnos con la misma charla todos los años. Sería imperdonable que le diéramos a la mujer recién casada lo mismo que a la mujer madura. Pero es también apasionante ver cómo florecen los grupos del Regnum Christi cuando se comparte la doctrina católica de la manera y en la medida más apropiada para cada auditorio, cuando se les enseña a orar, cuando se les muestran los misterios de la fe. ¿Yo cómo atiendo este punto?

4. El impulso misionero.

El Regnum Christi no puede dedicarse a mantener espiritualmente atendido a un grupo de gente piadosa. En su misma entraña es decididamente misionero, dinámico, llamado a colaborar en la conquista de los corazones para Cristo y la extensión de su Reino en este mundo. No puede quedarse satisfecho con el status quo de una pastoral de conservación: debe ser levadura que fermente la masa[9].

Podemos tener la sensación de que ahora la prioridad es sólo consolidar nuestra vida interna, y tiene algo de verdad. Pero no podemos mirarnos permanentemente a nosotros mismos: sería hacernos autorreferenciales y poner al Regnum Christi al centro y no a Cristo y a las personas por quienes Él ha dado su vida. Debemos “levantar los ojos y ver los campos listos para la siega”[10] , pues las personas van por la vida sin haber conocido a Cristo, sin haber descubierto detrás de nuestra amistad y a través de ella al Señor. El mundo no se detiene y no podemos llegar tarde.

Nuestra preocupación mayor no puede ser cómo organizarnos mejor, sino cómo servimos mejor a las personas, cómo podemos ayudarlas a descubrir la acción del Espíritu Santo en sus almas que las invita a más amor y más entrega. Como podemos hacer presente la vida nueva que Jesucristo ha venido a traer a los hombres. Debemos ser audaces para no dejarnos llevar por modas momentáneas. A la vez, hay que cultivar la docilidad al Espíritu Santo para que se dé en nosotros una verdadera conversión pastoral[11].

Necesitamos optar, también, por introducir a quienes empiezan a recorrer los caminos del evangelio en apostolados que sean fáciles y que les den la satisfacción casi inmediata de haber hecho el bien. Es cierto, queremos hacer cosas grandes, pero no podemos quemar etapas ni adelantarnos al ritmo de Dios. Jesucristo primero encargó cosas relativamente fáciles a las doce y a los setenta y dos… luego los mandó al mundo entero. Debemos ser pacientes y buscar que cada bautizado descubra el gusto por el apostolado y por la entrega a los demás. Sobre todo, hay que darle tiempo y ocasión para que se encuentre con Cristo en la entrega a los pobres, a quien sufre, en quien necesita aliento y cariño, a quien no encuentra sentido para su vida… y entonces sí querrá hacer más por Él y buscará compartir este tesoro a más personas.

El análisis de las causas y las posibles recetas de solución al problema de la perseverancia en el Movimiento pueden continuar indefinidamente. En el fondo, creo que hay que acoger la historia de caída y de redención por donde el Señor nos va llevando, para aprender que el Regnum Christi es sólo de Él.

Ya hemos pedido perdón y nos hemos puesto a disposición para dialogar con quien así lo desee. Ya estamos corrigiendo lo que hay que corregir y esto es algo que va en profundidad, sin cambiar ni traicionar nuestra identidad. Esto no es tarea del Delegado, ni de los directores. Es un reto que requiere del esfuerzo de todo el cuerpo del Movimiento, de cada uno de sus miembros.
Confío que, si focalizamos nuestra acción en estos cuatro puntos, mucho más allá que en las técnicas y habilidades humanas, con la ayuda de Dios, mucha gente se sentirá en casa en el Regnum Christi y querrá permanecer con Cristo en él durante toda su vida.
-------------------------
1 Cf. PARDILLA, A., I Religiosi, Ieri, Oggi e Domani, Editrice Rogate, Roma, 2007.
2 Apoc. 2,7.
3 Cf. CELAM, Documento Conclusivo de la Conferencia de Aparecida, San Pablo, Bogotá, 2007. n. 225. En adelante citado como Aparecida.
4 Cf. DE DÁLMASES, C., Il Padre Maestro Ignazio, Jaca Book, Milano, 21994. 144.
5 Cf. Aparecida, n. 226.
6 Cf. Benedicto XVI, Carta Encíclica Deus Caritas Est, n. 1.
7 Cf. Ef. 4, 14.
8 Cf. Aparecida, nn. 295-300 y 328-346.
9 Cf. Aparecida n. 370.
10 Jn. 4,35.
11 Cf. Aparecida n. 365-379.

jueves, 23 de mayo de 2013

Encuentro del Papa con los Movimientos eclesiales con ocasión del Año de la Fe


Más de 200 mil miembros de 150 movimientos y realidades eclesiales han participado en la vigilia de Pentecostés con el Papa Francisco la tarde del sábado 18 de mayo en la plaza de san Pedro del Vaticano. Al inicio, el Papa recorrió la plaza de san Pedro y la via della Conciliazione en el papamovil. Tras entronizar una imagen de la Virgen María hubo algunos testimonios y varias personas hicieron preguntas al Papa. Luego de responder las interrogantes se ha hecho la profesión de fe e invocado al Espíritu Santo.

Durante la Vigilia de Pentecostés algunos representantes de los Movimientos plantearon diversas cuestiones al Santo Padre. Una muchacha empezó preguntando al Papa Francisco cómo ha alcanzado en su vida la certidumbre de la fe. «Es una pregunta histórica porque tiene que ver con mi historia. He tenido la gracia de crecer en una familia en la que la fe se vivía en una manera simple y concreta. Pero sobre todo ha sido mi abuela, la mamá de mi papá, que ha marcado mi camino de fe. Una mujer que nos explicaba, nos hablaba de Jesús, nos enseñaba el catecismo, siempre me acuerdo que los viernes santos, nos llevaba al atardecer a la procesión de las candelas y al final de esta procesión llegaba el Cristo yaciente. Y la abuela nos hacía a nosotros, niños, arrodillarnos y nos decía: “miren, está muerto, pero mañana resucita», respondió el Papa. Y agregó: «He recibido el primer anuncio cristiano de esta mujer, de mi abuela, es bellísimo esto, el primer anuncio en casa, con la familia ¿no? Y esto me hace pensar a la misión de tantas madres, tantas abuelas de la transmisión de la fe. Son ellas las que transmiten la fe, también en los primeros tiempos, porque San Pablo decía a Timoteo: “Yo recuerdo la fe de tu madre, la fe de tu abuela”. Todas las madres que están aquí, todas las abuelas, piensen a esto: Transmitir la fe. Porque Dios nos pone al lado personas que ayudan nuestro camino de fe. Nosotros no encontramos la fe en lo abstracto. No, es siempre una persona la que predica, que nos dice quién es Jesús, que te da la fe, que te da el primer anuncio, y esta ha sido la primera experiencia de fe que he tenido».



Al final de la vigilia el Papa Francisco saludó personalmente a los representantes de los diferentes movimientos. El padre Sylvester Heereman, L.C., vicario general del Regnum Christi, saludo al Santo Padre y le transmitió la cercanía y adhesión de todos los miembros del Movimiento: «Le agradecí la cercanía maternal de la Iglesia y le pedí que llevara el sufrimiento de tantos miembros del Movimiento y legionarios, durante estos años, al Sagrario», comentó el padre Sylvester durante la cena en la comunidad de la sede de la dirección general. Un artículo con esta información ha sido publicado en nuestro portal en lengua española (puede verse en este enlace <http://www.regnumchristi.org/espanol/articulos/articulo.phtml?se=359&ca=84&te=782&id=39401> ).

La mañana del domingo las comunidades y equipos de Roma participaron en la misa con el Papa en la solemnidad de Pentecostés. Novedad, armonía y misión fueron las tres palabras sobre las cuales el Papa quiso reflexionar en su homilía (puede leerse completa en lengua española en este enlace <http://www.vatican.va/holy_father/francesco/homilies/2013/documents/papa-francesco_20130519_omelia-pentecoste_sp.html> ). Un buen número de sacerdotes legionarios que residen en Roma o habían venido para el encuentro con el Papa concelebraron la eucaristía con el Santo Padre, varios cardenales, obispos y sacerdotes de todo el mundo. Un nutrido grupo de religiosos en periodo de estudios, la mayoría cursando la licencia en filosofía o el bachillerato en teología, fungieron como ministros extraordinarios de la comunión. Tanto en la misa como en la vigilia estuvieron presentes muchos miembros seglares del Regnum Christi llegados de diferentes países para este encuentro. Algunos se encontraban ya en Roma con motivo del congreso sobre los movimientos y nuevas realidades eclesiales organizado por el Ateneo Pontificio Regina Apostolorum y del que ofreceremos un servicio de LaRed.

martes, 21 de mayo de 2013

Este Pentecostés: Me toca a mí, de mí depende.



Vicente Martínez consagrado del Regnum Christi nos invita a vivir Pentecostés con intensidad para cambiar la vida de las personas con la ayuda del Espíritu Santo.


miércoles, 15 de mayo de 2013

Convivencia Ex-Apostólicos


El pasado domingo 12 de mayo, en el Centro Vocacional de Guadalajara (Apostólica) asistieron 54 ex apostólicos y ex legionarios a una convivencia organizada por el equipo de reclutadores y el Sr. Javier Gutierrez. Durante el evento tuvieron la Celebración Eucarística, confesión y algunos dirección espiritual por parte del P. Vicente Yanes, L.C.

Fue una gran iniciativa para recordar buenos momentos de todos aquellos que en algún momento estuvieron estudiando en este centro de la Legión de Cristo.



viernes, 10 de mayo de 2013

“Evangelizar significa para la Iglesia llevar la Buena Nueva a todos los ambientes de la humanidad”


 Presentamos a continuación la red internacional de voluntarios y misioneros «Misión Maya»

“Evangelizar significa para la Iglesia llevar la Buena Nueva a todos los ambientes de la humanidad y, con su influjo, transformar desde dentro, renovar a la misma humanidad: "He aquí que hago nuevas todas las cosas". Pero la verdad es que no hay humanidad nueva si no hay en primer lugar hombres nuevos con la novedad del bautismo y de la vida según el Evangelio. La finalidad de la evangelización es por consiguiente este cambio interior y, si hubiera que resumirlo en una palabra, lo mejor sería decir que la Iglesia evangeliza cuando, por la sola fuerza divina del Mensaje que proclama, trata de convertir al mismo tiempo la conciencia personal y colectiva de los hombres, la actividad en la que ellos están comprometidos, su vida y ambiente concretos.” (Exhortación apostólica Evangelii Nuntiandi #18)


Misión Maya es una red internacional de voluntarios y misioneros que apoyan y fortalecen, con diferentes programas, la tarea de evangelización y desarrollo en la zona Maya, así como a personas marginadas en nuestra sociedad, atendiendo las necesidades humanas y espirituales de cada uno de sus habitantes.  Misión Maya surgió al ver que muchos jóvenes querían dar un tiempo de sus vidas al servicio de los demás, y a través de la acción misionera y humanitaria ayudar a las comunidades y a la gente que más lo necesita.
Misión Maya empezó como fundación en agosto del 2011 con cinco misioneros que estuvieron apoyando en comunidades de la zona Maya. En enero del 2012 tuvimos la primera misionera trabajando a tiempo completo en la “Ciudad de la Alegría de Cancún”. Con gran esfuerzo, en agosto de ese mismo año nos dieron una casa para misioneros dentro del complejo de la Ciudad de la Alegría, donde vivieron las tres primeras misioneras oficiales de Misión Maya.

Durante el 2013 hemos contado con la presencia de nueve misioneras de México, Estados Unidos, Chile, Perú e Italia. El verano del año pasado vinieron alrededor de 110 misioneros de México (uno vino a hacer servicio social de la UDEM), Estados Unidos y Brasil, quienes estuvieron colaborando en diferentes comunidades construyendo dos capillas, baños, hogares, terminaron un centro misionero y una biblioteca. Así mismo otro de los grupos apoyó en la “Ciudad de la Alegría” con los ancianos, enfermos terminales, madres solteras, colegio Mano Amiga y en la cárcel. 


Los programas que ofrece Misión Maya son:
  • Voluntariado de 6 meses a 1 año. También se puede ir durante un mes en verano. 
  • Coordinación y apoyo de grupos de misioneros que vienen de diferentes partes del mundo a hacer una labor de evangelización y humanitaria.
  • Construcción de capillas, bibliotecas y casas. Apoyo y capacitación a las personas de las comunidades para que puedan tener un desarrollo sustentable. 



Agradecemos a todos los legionarios y consagradas que han estado apoyando con grupos y promoviendo Misión Maya para que los jóvenes puedan tener una experiencia más profunda del amor de Dios.
 

“La Iglesia, enviada por Dios a las gentes para ser "el sacramento universal de la salvación", obedeciendo al mandato de su Fundador (cf. Mc., 16, 16), por exigencias íntimas de su catolicidad, se esfuerza en anunciar el Evangelio a todos los hombres. Porque los apóstoles mismos, en quienes está fundada la Iglesia, siguiendo las huellas de Cristo, "predicaron la palabra de la verdad y engendraron las Iglesias". Obligación de sus sucesores es el dar perennidad a esta obra para que "la palabra de Dios sea difundida y glorificada" (2 Tes., 3, 1), y se anuncie y establezca el reino de Dios en toda la tierra.” (Decreto conciliar Ad Gentes Divinitus, sobre la actividad misionera de la Iglesia #1)