El fallecimiento de un hermano y un amigo nos coloca ante el valor de la vida de todo hombre, que es preciosa a los ojos de Dios. Es una oportunidad para el encuentro con el sentido de la vida y hace presente la promesa de Jesucristo de que viviremos para siempre, porque Él ha conquistado para cada uno la vida eterna por los méritos de su pasión, muerte y resurrección.
La partida del P. Álvaro Corcuera, L.C. a la casa del Padre, es también una oportunidad para agradecer a Dios y hacer el bien. Este libro de condolencias se ofrece como un espacio para fortalecer la comunión, para compartir y para acompañar a las personas con una palabra, con una experiencia. Quiere ser una oportunidad para seguir edificando el Reino de Cristo.
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