martes, 12 de febrero de 2013

Biografía de Benedicto XVI

A pesar de sus 23 años de trabajo junto a Juan Pablo II, la vida de Joseph Ratzinger era casi un misterio.

Su tarea como Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe le había creado la fama de guardián de la ortodoxia frente al peligro del marxismo o las infiltraciones de herejías y errores.

En realidad, Joseph Ratzinger es un teólogo de fama internacional, que destacó ya en  el Concilio Vaticano II. Y autor de decenas de libros y ensayos de teología.

“... fe y ciencia -es decir, la relación humana que abre la persona a Dios- no se oponen. Al contrario, la ciencia exige esta complementariedad, exige esta dimensión más alta, de una compresión del hombre en cuanto tal”.

En 1977, a los 50 años, superó su timidez para hablar de sí mismo y publicó un libro de recuerdos, gracias al cual sabemos los principales datos de su biografía.

Sus antepasados eran agricultores de la baja Baviera. Joseph, el tercero de los hermanos Ratzinger, nació un sábado santo y fue bautizado al día siguiente, domingo de Pascua, con el agua recién bendecida durante la Vigilia. Una coincidencia que se quedó grabada en su alma.

En la alegría de Cristo resucitado, fiados en su ayuda permanente, iremos adelante. El Señor nos ayudará y María su Santísima Madre estará de nuestra parte.

Con sólo los doce años, animado por el párroco, entró en el seminario, siguiendo los pasos de su hermano mayor. Era 1939: año del inicio de la segunda guerra mundial.

Enseguida, el ejército nazi enrola a la fuerza a muchos adolescentes, entre ellos a Joseph. En mayo de 1945 se escapa, pero es identificado como soldado y le encierran en un campo de prisioneros.

Un mes después, Joseph puede volver al seminario, y en 1951 es ordenado sacerdote. Dos años después presenta su tesis doctoral, sobre San Agustín. De ahí arranca su devoción al santo de Hipona.

También cultivó la devoción a San Benito, patrón del monaquismo y de Europa.

Enseña teología en las prestigiosas universidades de Bonn, Munster, Tubinga y Ratisbona. En 1977, Pablo VI le nombra arzobispo de Munich. Estando allí participa en los cónclaves que eligieron a Juan Pablo I y Juan Pablo II.

El Papa Wojtyla requiere enseguida sus servicios en Roma, y abandona Munich tras sólo cuatro años en la capital bávara. En estos 23 años romanos ha sabido compaginar el trabajo en la curia con conferencias, publicaciones, y ratos de ocio: entre ellos sus paseos por el barrio romano del Borgo, donde se encuentra su restaurante favorito:

Su ilusión, retirarse al final de su vida para dedicarse a estudiar y a escribir. Un deseo que no podrá realizar. 


Fuente del articulo (ROME REPORTS TV News Agency)