A los miembros del Movimiento Regnum Christi y a los miembros de la Congregación de los Legionarios.
Queridos hermanos y hermanas en el Señor,
Con el nombramiento de Delegado Pontificio de la Congregación de los Legionarios de Cristo en julio de 2010, me he dedicado, con la ayuda de mis consejeros, precisamente a la Legión y a sus varios problemas, poniendo en marcha de manera particular el encargo principal que me confió el Santo Padre, a saber, la revisión de las Constituciones como momento relevante del camino de renovación de la misma Congregación. Durante este recorrido han surgido otros problemas que han sido afrontados en la medida en que se han ido presentando.
Después de la visita apostólica realizada por Su Excelencia Mons. Ricardo Blázquez, arzobispo de Valladolid, España, he dedicado, siempre junto con mis consejeros, el tiempo y la atención particularmente a las personas consagradas que constituyen el tercer grado del Movimiento Regnum Christi. Ha sido un sector, particularmente la rama femenina, que nos ha exigido una atención que podríamos considerar relevante y nos ha distraído, quizás no poco, de los problemas de la misma Legión. Ha sido un camino fatigoso y complejo, que ha tenido también sus momentos de laceración. Hoy podemos mirar las cosas con mayor serenidad.<<leer carta completa>>