¡Venga tu Reino!
MOVIMIENTO
REGNUM CHRISTI
_________
DIRECTOR TERRITORIAL
Miércoles de ceniza, 13 de febrero de 2013
A los miembros y amigos del Regnum Christi
del territorio de Monterrey
Estimados en Jesucristo:
Me hago presente con estas sencillas líneas en este Miércoles de ceniza, para saludarles y ofrecerles mi oración, pidiendo al Señor que éste sea un período de profundo encuentro con Jesucristo para todos y cada uno de ustedes y de sus familias.
El Santo Padre en su reciente mensaje con motivo de la Cuaresma nos exhorta a ejercitarnos especialmente en la fe y la caridad: «La fe, que hace tomar conciencia del amor de Dios revelado en el corazón traspasado de Jesús en la cruz, suscita a su vez el amor». Los días de Cuaresma serán un magnífico gimnasio para ejercitarnos en estas dos virtudes, pilares de nuestra vida cristiana. Con palabras del Papa: «Todo esto nos lleva a comprender que la principal actitud característica de los cristianos es precisamente «el amor fundado en la fe y plasmado por ella» (ib., 7)» (Benedicto XVI, Mensaje para la Cuaresma de 2013).
A este respecto, y movidos por la fe y la caridad, hemos acogido la noticia que recibimos el pasado 11 de febrero, sobre la renuncia del Santo Padre Benedicto XVI, como Obispo de Roma y Sucesor de San Pedro. Como sabemos, esta noticia la dio en Roma, durante un Consistorio convocado para anunciar la canonización de algunos santos. El Papa comenta que, después de haber examinado ante Dios reiteradamente su conciencia, ha llegado a la certeza de que, por la edad avanzada, ya no tiene fuerzas y el vigor necesario, tanto físico como espiritual, para ejercer adecuadamente el ministerio petrino.
Como católicos y Miembros del Regnum Christi, apoyamos al Papa en esta importante decisión para la vida de la Iglesia, rezando principalmente para que Dios le siga bendiciendo en el servicio que seguirá prestando a la Iglesia con su oración. Recordamos con gratitud la visita que hizo a nuestro país el año pasado.
Me permito anexarles el texto completo de la declaración del Santo Padre con el que comunicaba su renuncia y los motivos que aduce.
Les invito a rezar por toda la Iglesia y, de modo muy especial, por los Cardenales que estarán en el cónclave del próximo mes de marzo para elegir al próximo Vicario de Cristo y sucesor de San Pedro. Como afirmaba Benedicto XVI, ponemos en manos de Jesucristo, Sumo Pastor, y de la Santísima Virgen María, nuestra Madre, el futuro de la Iglesia.
Me hago presente con estas sencillas líneas en este Miércoles de ceniza, para saludarles y ofrecerles mi oración, pidiendo al Señor que éste sea un período de profundo encuentro con Jesucristo para todos y cada uno de ustedes y de sus familias.
El Santo Padre en su reciente mensaje con motivo de la Cuaresma nos exhorta a ejercitarnos especialmente en la fe y la caridad: «La fe, que hace tomar conciencia del amor de Dios revelado en el corazón traspasado de Jesús en la cruz, suscita a su vez el amor». Los días de Cuaresma serán un magnífico gimnasio para ejercitarnos en estas dos virtudes, pilares de nuestra vida cristiana. Con palabras del Papa: «Todo esto nos lleva a comprender que la principal actitud característica de los cristianos es precisamente «el amor fundado en la fe y plasmado por ella» (ib., 7)» (Benedicto XVI, Mensaje para la Cuaresma de 2013).
A este respecto, y movidos por la fe y la caridad, hemos acogido la noticia que recibimos el pasado 11 de febrero, sobre la renuncia del Santo Padre Benedicto XVI, como Obispo de Roma y Sucesor de San Pedro. Como sabemos, esta noticia la dio en Roma, durante un Consistorio convocado para anunciar la canonización de algunos santos. El Papa comenta que, después de haber examinado ante Dios reiteradamente su conciencia, ha llegado a la certeza de que, por la edad avanzada, ya no tiene fuerzas y el vigor necesario, tanto físico como espiritual, para ejercer adecuadamente el ministerio petrino.
Como católicos y Miembros del Regnum Christi, apoyamos al Papa en esta importante decisión para la vida de la Iglesia, rezando principalmente para que Dios le siga bendiciendo en el servicio que seguirá prestando a la Iglesia con su oración. Recordamos con gratitud la visita que hizo a nuestro país el año pasado.
Me permito anexarles el texto completo de la declaración del Santo Padre con el que comunicaba su renuncia y los motivos que aduce.
Les invito a rezar por toda la Iglesia y, de modo muy especial, por los Cardenales que estarán en el cónclave del próximo mes de marzo para elegir al próximo Vicario de Cristo y sucesor de San Pedro. Como afirmaba Benedicto XVI, ponemos en manos de Jesucristo, Sumo Pastor, y de la Santísima Virgen María, nuestra Madre, el futuro de la Iglesia.
Estos hechos tan trascendentales para la vida de la Iglesia en nuestro tiempo, se
desarrollarán dentro de la Cuaresma y Semana Santa. Les invito a meditar en este
tiempo de gracia la carta que nos envió el día de hoy nuestro director general donde nos
animaba a emprender con confianza este camino cuaresmal apoyados y vivificados por
la oración que Cristo nos enseñó.
¡Ojalá podamos aprovechar las Mega-Misiones de Semana Santa como una oportunidad maravillosa para vivir y testimoniar nuestra fe en estos momentos tan importantes para el futuro de la Iglesia!
Me despido asegurándoles mis oraciones y agradeciendo su constante testimonio. Me pongo su disposición para lo que pueda servirles. Afectísimo en Jesucristo y el Movimiento,
¡Ojalá podamos aprovechar las Mega-Misiones de Semana Santa como una oportunidad maravillosa para vivir y testimoniar nuestra fe en estos momentos tan importantes para el futuro de la Iglesia!
Me despido asegurándoles mis oraciones y agradeciendo su constante testimonio. Me pongo su disposición para lo que pueda servirles. Afectísimo en Jesucristo y el Movimiento,
Declaración del papa Benedicto XVI sobre su renuncia al
pontificado
CIUDAD DEL VATICANO, 11 de febrero de 2013
Queridísimos hermanos:
Os he convocado a este Consistorio, no sólo para las tres causas de
canonización, sino también para comunicaros una decisión de gran
importancia para la vida de la Iglesia. Después de haber examinado
ante Dios reiteradamente mi conciencia, he llegado a la certeza de que,
por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente
el ministerio petrino. Soy muy consciente de que este ministerio, por su
naturaleza espiritual, debe ser llevado a cabo no únicamente con obras
y palabras, sino también y en no menor grado sufriendo y rezando.
Sin embargo, en el mundo de hoy, sujeto a rápidas transformaciones y
sacudido por cuestiones de gran relieve para la vida de la fe, para
gobernar la barca de san Pedro y anunciar el Evangelio, es necesario
también el vigor tanto del cuerpo como del espíritu, vigor que, en los
últimos meses, ha disminuido en mí de tal forma que he de reconocer
mi incapacidad para ejercer bien el ministerio que me fue encomendado.
Por esto, siendo muy consciente de la seriedad de este acto, con plena
libertad, declaro que renuncio al ministerio de Obispo de Roma, Sucesor
de San Pedro, que me fue confiado por medio de los Cardenales el 19 de
abril de 2005, de forma que, desde el 28 de febrero de 2013, a las
20.00 horas, la sede de Roma, la sede de San Pedro, quedará vacante y
deberá ser convocado, por medio de quien tiene competencias, el
cónclave para la elección del nuevo Sumo Pontífice.
Queridísimos hermanos, os doy las gracias de corazón por todo el amor
y el trabajo con que habéis llevado junto a mí el peso de mi ministerio, y
pido perdón por todos mis defectos. Ahora, confiamos la Iglesia al
cuidado de su Sumo Pastor, Nuestro Señor Jesucristo, y suplicamos
a María, su Santa Madre, que asista con su materna bondad a los Padres
Cardenales al elegir el nuevo Sumo Pontífice. Por lo que a mi respecta,
también en el futuro, quisiera servir de todo corazón a la Santa Iglesia
de Dios con una vida dedicada a la plegaria.
Vaticano, 10 de febrero 2013.
BENEDICTUS PP. XVI